Colegios con aulas en los que la ratio de alumnos permite a los profesores un seguimiento y atención personalizados de cada escolar; citas para ver al médico de familia sin apenas esperas; viviendas a precios asequibles; espacios al aire libre en el entorno más cercano; instalaciones deportivas y culturales de primera división para el uso y disfrute de los vecinos... Vivir en un lugar que cumpla estas condiciones es un ideal para mucha gente atrapada en la vorágine de las grandes ciudades y, lejos de ser una utopía, en Andalucía existe no sólo un lugar así, sino muchos más cerca de lo que parece. Falta darlos a conocer y poner en valor lo que ofrecen para atraer a personas interesadas en asentarse en un lugar así y ése es el objetivo que se ha marcado la Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública con su proyecto estratégico frente al reto demográfico.
Andalucía es la comunidad más poblada del país con 8,5 millones de habitantes y afortunadamente no sufre el fenómeno de la despoblación que sí padecen otros territorios. Aún es de las pocas comunidades cuya población sigue creciendo, aunque no de forma homogénea. Las previsiones demográficas apuntan a que, al menos hasta la década entre 2030 y 2040, se mantendrá en torno a esos 8,5 millones de habitantes. Pero la caída progresiva de la natalidad y el envejecimiento de la población son tendencias generalizadas en España y Europa, y Andalucía no es ajena a los efectos de esa evolución. De hecho, los estudios apuntan a que hacia 2070 sí podría ya acumular una pérdida de habitantes de en torno a un millón.
Estamos a tiempo de revertir algo que, a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, aún no se ha producido. Y eso pasa por atraer habitantes. Pero el reto demográfico en Andalucía requiere también lograr un reparto equilibrado de la población para evitar que ésta se concentre en las grandes ciudades y la costa mientras se vacía el interior y las comarcas serranas, algo que ahora mismo está ya ocurriendo. La población andaluza crece pero solo en determinadas zonas. Se trata, por tanto, de lograr un reparto equitativo de la población.
Con más de 87.500 kilómetros cuadrados de territorio, Andalucía cuenta actualmente con 785 municipios, algunos de ellos además con varios núcleos de población como pedanías o Entidades Locales Autónomas (ELA). Sin embargo, más de la mitad de los habitantes viven en solo 30 de esos municipios.
La gran mayoría de las localidades, 528, tiene menos de 5.000 habitantes de forma que en el 67,26% de los núcleos de la comunidad residen poco más de 900.000 andaluces, es decir, apenas el 10,6% de la población total. El mapa se completa con 173 entidades locales de entre 5.000 y 20.000 vecinos, donde viven 1,7 millones de personas (el 20,4% del total) y 54 municipios con entre 20.000 y 50.000 habitantes, donde residen 1,5 millones (el 17,6% de los andaluces).
El desequilibrio es claro. Supone, por un lado, una sobrecarga para esa treintena de ciudades y municipios concentrados en la costa o zonas como el Valle del Guadalquivir, que tienen hacer frente a las necesidades de servicios de una población cada vez mayor. En el extremo opuesto, se encuentran cientos de pequeñas localidades que padecen una sangría continua de habitantes que incluso puede poner en riesgo el mantenimiento de algunos servicios en los que se ha invertido durante mucho tiempo y que nada tienen que envidiar a los de una gran urbe.
Precisamente porque se trata de municipios que cuentan con esos buenos servicios y que ofrecen una calidad y un estilo de vida que resulta atractivo, especialmente después de la pandemia y gracias a las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para desarrollar muchas actividades laborales, el objetivo de la Junta es poner en contacto la oferta y la demanda de ese estilo de vida del medio rural andaluz. Una demanda que no tiene fronteras, ya que el interés por residir lejos de aglomeraciones y en contacto con la naturaleza existe no sólo en España, sino en Europa y en otros países, especialmente entre la población joven.
Para ello, una de las primeras medidas que está impulsando la Consejería es la puesta en marcha de un portal web que permita conocer qué servicios hay en cada municipio, las oportunidades laborales o de negocio existentes, la disponibilidad de vivienda, las redes de transporte, las infraestructuras, comunicaciones y telecomunicaciones existentes, así como las ayudas de las distintas administraciones disponibles para familias, empresarios y emprendedores interesados en asentarse en el mundo rural.
Los recursos y las posibilidades son muchos pero se encuentran dispersos, por lo que aglutinar toda la información en un solo escaparate es el primer paso del proyecto estratégico frente al reto demográfico que progresivamente incorporará iniciativas de difusión, programas para facilitar el acceso a viviendas y espacios de trabajo asequibles a nuevos trabajadores-residentes, así como líneas de ayudas específicas.
Pero, por encima de las medidas concretas, el espíritu con el que la Junta de Andalucía afronta el reto demográfico pasa por revertir la imagen negativa que durante mucho tiempo se ha transmitido del medio rural y poner en valor todo lo que tiene que ofrecer. Tenemos un buen producto y existe mercado para él. Nos falta empezar a venderlo.